Un brote de metapneumovirus humano (hMPV) en China ha despertado inquietud internacional, aunque los expertos sanitarios, incluida la OMS, descartan que represente un riesgo de pandemia similar al COVID-19. Este patógeno, lejos de ser una nueva amenaza, lleva más de 20 años bajo el radar de la comunidad médica desde su descubrimiento en los Países Bajos en 2001.
El virus, que carece actualmente de vacuna, se caracteriza por su comportamiento estacional similar al de la gripe común. En el hemisferio norte, los brotes suelen coincidir con el período invernal y primaveral, mientras que en el sur predominan durante el verano. Su transmisión ocurre principalmente por contacto cercano con personas infectadas o superficies contaminadas.
Los datos médicos revelan un impacto significativo en la salud pública global: una tasa de hospitalización de uno por cada 1,000 niños, con especial incidencia en regiones como el sur de Asia y sureste de África, donde representa una causa importante de mortalidad en menores de 5 años.
La sintomatología incluye manifestaciones comunes como tos persistente, congestión nasal y fiebre, pero puede evolucionar a cuadros más graves que incluyen asma, dificultad respiratoria y complicaciones como bronquitis o neumonía. Los expertos recomiendan atención médica temprana ante la aparición de síntomas para un diagnóstico y tratamiento oportunos.
La población más vulnerable incluye a niños menores de 5 años, adultos mayores y personas inmunocomprometidas, lo que subraya la importancia de mantener medidas preventivas básicas, especialmente durante las temporadas de mayor riesgo de contagio.